sábado, 17 de marzo de 2012

La batalla abierta de los derechos de autor


Dentro de la encarnecida batalla que se está luchando en los últimos tiempos por los derechos de autor no podemos evitar mirar el calendario. Hoy es 17 de marzo de 2012. Hace diecisiete días que la ley Sinde-Wert entró en vigor, la primera ley anti-descargas activada en España… ¿qué sabemos de ella?
Enmarcada dentro de la Ley de Economía Sostenible en realidad es llamada “Disposición final segunda”, a pesar de ser popularmente conocida por los apellidos de los ministros que la han propulsado (Ángeles González-Sinde y José Ignacio Wert). Su objetivo es proteger los derechos de autor en internet y plantar batalla a la piratería, muy presente en la red de nuestro país.

ministra González-Sinde y ministro Wert, creadores de la Ley
Desde hace 17 días, todos aquellos autores que consideren que alguna web utiliza sus obras sin permiso y con ánimo de lucro, pueden presentar una denuncia ante la Comisión de Propiedad Intelectual (órgano ejecutivo dependiente del Ministerio de Cultura) que será la encargada de decidir si las webs denunciadas son infractoras de la ley o no y, por consiguiente, deben ser cerradas. Este proceso de decisión tiene varias fases:
  1.  Recibir la denuncia del titular de los derechos de propiedad intelectual que se consideren vulnerado. La Comisión decide si se está incurriendo en falta o no.
  2.  Identificar al presunto infractor. Si no se tiene un nombre concreto, solicitar al Juzgado Central Contencioso-Administrativo los datos de la IP infractora.
  3. La Comisión pide al titular de la web la eliminación de los contenidos “ilegales”. Si este accede a su eliminación, termina el proceso. Si no, en un plazo máximo de dos días la parte demandante y la demandada deben alegar sus argumentos. La Comisión, cinco días después, presenta su conclusión, dicta resolución y se la remite a las dos partes afectadas.
  4. Si la decisión adoptada por la Comisión es la de cierre, esta se remite al juez, que dispone de veinticuatro horas para autorizar o no.
En definitiva, un gran movimiento que pone a temblar a todos los usuarios de páginas tales como “seriesyonkis.com” “peliculasyonkis” o “cinetube” que desde el cierre de Megaupload ya sobrevivían a duras penas. Esos mismos usuarios son los que han elevado sus voces y han organizado distintos movimientos de protesta como la celebración del llamado “marzo negro” donde se instaba a los españoles a no asistir a las salas de cine durante todo el mes de marzo.


Una polémica Ley a la que muchos sitúan dentro de la SGAE, la polémica sociedad privada que gestiona los derechos de autor de sus numerosos socios (artistas, empresarios del negocio de la cultura) y creadora de algunas repudiadas medidas como el canon digital. Estos rumores están fundamentados, obviamente, pues la ministra González-Sinde formaba parte de la sociedad en el momento de la propuesta de la ley. Sin embargo, documentos revelados por Wikileaks desmienten esta teoría. Estados Unidos, el gigante americano, sería quién realmente está detrás de esta ley.

Todo parece indicar que el gobierno de Obama presionó al de Zapatero para regular la situación española. Es decir, que la Ley Sinde no sería un producto de la SGAE ni de la mente de González-Sinde, sino de los lobbies de presión estadounidenses.


¿Pero qué pasa dentro de sus fronteras? ¿Qué tipo de regulación utilizan allí?

Ante esta pregunta es inevitable introducir los términos S.O.P.A y P.I.P.A, las leyes propuestas (y actualmente paralizadas) por el gobierno estadounidense. Estas leyes tienen el objetivo común de acabar con la piratería, aún a riesgo de limitar con ello la libertad de expresión.

Efectos de las leyes previstos por los internautas 
La ley SOPA (Stop Online Piracy Acts) en concreto, prevé acciones tales como bloquear la publicidad y las redes de pago (tipo Paypal) que proveen las ganancias del sitio infractor, bloquear los resultados que conducen al sitio a través de los motores de búsqueda o conseguir una orden judicial para que los proveedores de Internet bloqueen el acceso al sitio infractor. También se pretende modificar las actuales leyes penales, condenando por ejemplo el visionado en streaming de contenidos con derecho de autor e imponiendo una pena de cinco años en prisión.

La ley PIPA (Protect Intelectual Property Act), al igual que la SOPA, propone a los buscadores que ejerzan el rol de vigilantes de la red para denunciar casos de ilegalidad respecto a los derechos de autor. Así mismo, les otorga una inmunidad política en caso de inculpar y censurar una web inocente. No se requerirá de ninguna autorización judicial para cerrar las páginas y los usuarios de páginas como Youtube, Facebook o Flickr responderán ante la ley si son inculpados de compartir contenidos sin autorización de los derechos de autor (es decir, que los usuarios serían responsabilizados de compartir links dentro de sus redes sociales o correos personales)
Estas leyes han dividido la sociedad en dos: a favor o en contra. Dos sectores que se identifican con dos estados diferentes: Hollywood (industrias productoras de contenido: discográficas, cinematográficas, editoriales, etc.) y Sillicon Valley (comunidad tecnológica y empresas de internet) Por un lado, tenemos los argumentos a favor: la piratería está destrozando el mercado. Por otro, los en contra: leyes como SOPA o PIPA acabarán con la libertad de expresión en la red e impedirán que se innove y vuelvan a crearse fenómenos como en su día fueron y siguen siendo Youtube, Google o Facebook.


¿Qué futuro nos espera? 


Es difícil prever que pasará: si estas leyes seguirán adelante, si realmente serán exitosas, se acabará con la piratería, surgirán nuevas formas de burlar a la censura… Sea como sea, se augura un cambio. Aunque quién sabe en qué dirección.



Por Inés Arroyo 

8 comentarios:

  1. Felicidades a Inés por la entrada. La verdad es que arroja un poco de luz sobre el asunto, porque yo lo veía todo un poco difuso.

    Desde el momento que empecé a oír sobre la ley Sinde pensé que ¿cómo un Gobierno, que se supone que debe hacer lo que el pueblo quiera (para eso se supone que vivimos en Democracia), podía sacar adelante una ley tan polémica como ésta, a sabiendas de que la mayoría somos consumidores habituales de este tipo de contenidos en Internet y que las protestas se sucederían horas más tarde? Pero claro, fue leer el cable de Wikileaks y solventar mis dudas. Desde luego, aunque muchos digan que China va a desbancar a EEUU de aquí a un tiempo, está claro que el poder de la Administración norteamericana es más que fuerte.

    Ahora bien, lo que de verdad me ha sorprendido es lo de que también se podrá denunciar... ¡a los usuarios! De acuerdo, echad un vistazo a esta página:

    http://www.internetworldstats.com/stats.htm

    Según esto, hay una población mundial estimada de usuarios de Internet de más de 350 millones de personas. Pongamos que todos tienen al menos una red social, y que por poner un video de YouTube en ella le van a denunciar, entrando en un complejo papeleo y problemas con la Justicia, que creo que ya está demasiado saturada como para andar con, seamos francos, chorradas de tal calibre. Pero se me olvidaba que detrás de todo esto están los lobbies de la industria cultural presionando, y hay que mantenerles contentos, porque son los que ponen la pasta.

    Pues nada, como siempre, nosotros somos el último mono: da igual lo que nosotros queramos, somos imprescindibles mientras los de arriba extiendan los cheques.

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  2. En lo que a derechos de autor se refiere, estoy de acuerdo con que se quiera cobrar por contenidos alojados en internet. Al fin y al cabo, esos contenidos son trabajo que debe ser remunerado de alguna manera. Otro tema ya es el precio que tengamos que pagar por ellos; en muchos de los casos me parece excesivo.

    Me parece bien que haya un organismo encargado de regular ese tipo de acciones, pero un organismo limpio, transparente. La SGAE ya se ha visto que no funcionaba y que se estaba lucrando con el dinero de los demás. Paradójicamente predicaban con algo que luego no cumplían, perseguían un "delito" que ellos estaban cometiendo.

    En cuanto al tema de que EE UU anda detrás de la ley SINDE, no os quepa la menor duda. ¿Qué peso creéis que tiene el cine español en el mercado internacional? Manuel Jesús Díaz, el profesor de 'Estructura del sistema de medios', dijo que un 0,7% del total. Sacad vuestras propias conclusiones.

    Jorge Pardo.

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  3. Muchas gracias en primer ligar a mi compañera Inés por este artículo, porque todos estamos hablando de la Sinde, la SOPA y demás sin tener unos conocimientos claros acerca del tema. Con esto nos ha despejado un poco las dudas sobre este tema.

    Y en cuanto a mi opinión, qué voy a decir... Yo veo por una parte lógico que los creadores que proporcionan sus servicios a su público quieran obtener beneficios por ello. Todos esto es normal.
    Pero estas leyes no tienen ni pie ni cabeza, la ley Sinde me parece totalmente absurda, al igual que las otras.
    Todo esto acaba por transformarse en un círculo vicioso. me explico, si cualquier persona que crea algo quiere obtener beneficios monetarios, podemos también nosotros, los componentes de este blog, cobrar a la gente por meterse en este espacio.
    Y si todo el mundo hiciese eso al final no habría ningún intercambio de información.

    No sé si me he explicado bien, pero a modo de resumen lo que quiero decir es que me parece bien que se regule eso de los derechos de autor.
    Pero no de esta forma, internet está ahí y debe seguir existiendo tal y cómo lo conocemos. Las grandes multinacionales deben pensar en otras alternativas.

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  4. Enhorabuena Inés por la entrada, creo que era difícil informar objetivamente sobre este tema, debido a la gran implicación que tenemos los usuarios de Internet.

    Mi opinión respecto a este tema es que debería haber leyes más permisivas, pero debe haberlas. No podemos acceder a todos los contenidos gratuitamente, aunque nos fastidie. Para ejemplificar esto me gustó mucho una postura del debate que hicimos con Marian en la otra parte de esta asignatura, y es, que también tenemos derecho a comer y no por ello entramos a una tienda o a cualquier casa y cogemos cualquier cosa sin pedir permiso.

    Con esto quiero decir que Internet es un mundo paralelo en el mercado musical, o del cine. Es un herramienta que puede ser útil para todos. Por una parte los usuarios deberíamos tener mas conciencia y utilizar gratuitamente solo aquellos contenidos que se nos faciliten así, y pagar por aquellos contenidos, cuyos creadores no quieren que sean gratuitos.

    Sobra decir, que este mercado mueve muchísimo dinero, y tal vez los "jefazos" deberían plantearse disminuir un poco los precios y hacer que la cultura no sea gratuita, pero sí mas accesible.

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  5. Gracias Inés por la labor de documentación para esta entrada.

    Tenemos la Ley SOPA hasta en la sopa, valga la redundancia. Sobre este tema creo que no se puede defender la opinión extremista totalmente a favor, ni totalmente en contra. Todo tiene su lado bueno y su lado malo. La solución sería la creación de una ley intermedia defendiendo los derechos de autor pero también pensando un poquito en los ciudadanos. Como decíamos en el debate de la semana pasada, no por tener una conexión de internet en tu casa tienes vía libre para descargarte todo lo habido y por haber. No me cabe duda de que, con el tiempo, saldrán otras alternativas legales para que la cultura sea más accesible para todos. (No todo el mundo está dispuesto a pagar 8 euros por una entrada de cine, ni 12 por un DVD, y menos en los tiempos que corren).

    Patricia Escalona.

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  6. “Se proponga la ley que se proponga, esto no se puede parar (…): en el momento en el que los bienes culturales se pueden transformar en unos y ceros, eso es como intentar parar el agua que atraviesa una canasta de baloncesto. (…). Entonces, lo que queda, es buscar un sistema de remuneración para los creadores (…) que sea compatible con esta realidad”. (David Bravo, abogado experto en propiedad intelectual. Entrevista en el programa radiofónico “Asuntos Propios”, de RTVE, el 24 de enero de 2011. Más información en: http://davidbravo.es/).

    Hoy día estamos presenciando un importante cambio en el ambiente social de la cultura en el que se ha producido un nuevo vínculo entre creadores, productores y consumidores de Internet: vivimos una democratización de la cultura y la creatividad (tal y como dicen Mariana Fossatti y Jorge Gemmetto en “Arte joven y cultura digital”. Más información en: http://www.articaonline.com/presentacion/).
    En este nuevo ambiente social de la cultura, ni las grandes corporaciones de la industria del espectáculo ni el Estado son las grandes protagonistas; se abre espacio para los artistas independientes, las manifestaciones culturales autónomas, las pequeñas empresas, la creatividad social. Esto ha supuesto la evolución de una cultura de la escasez hacia una cultura de la abundancia cuyo objetivo principal es promover la “inteligencia colectiva” en aras del desarrollo de un procomún de conocimiento y cultura libres.

    Hay quienes afirman que, dado que todo es “tan copiable” en Internet, es necesario expandir y fortalecer el control sobre la propiedad intelectual. Sin embargo, el avance de la cultura, la educación, las artes y las ciencias se basa, actualmente, en la inteligencia colectiva y en la capacidad creativa de las multitudes. Es por esta razón que, en nuestros días, surgen voces como la de David Bravo que piden discutir un nuevo marco legal equilibrado, que habilite la libertad y la apertura al tiempo que reconozca los derechos de los autores.
    La propiedad intelectual nació hace tres siglos como una forma de incentivar a los creadores y limitar los excesos de los editores. No obstante, en las últimas décadas del siglo XX, el sector de los editores se fortaleció en detrimento de los creadores del público.
    Con la capacidad de creación e innovación social con la que contamos, más que sistemas de protección del copyright, necesitamos, tal y como dicen Ruth Catlow y Marc Garrett (fundadores y directores de Furtherfield.org), “libertad para colaborar, para usar, modificar o redistribuir ideas, trabajos, experiencias, medios y herramientas; apertura a las ideas y contribuciones de los otros, y nuevas maneras de organizar y tomar decisiones juntos” (más información en: http://www.furtherfield.org/#Furtherfield.org).


    Como dije en mi primera intervención en el blog: adaptémonos al cambio, no lo frenemos.

    Marilyn dos Santos

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  7. La verdad es que a mí me está tocando las narices todo el tema de la ley Sinde-Wert, PIPA, SOPA... aquí solo falta el gazpacho!

    No entiendo porque una vez que ya se ha emitido una serie en televisión no se puede acceder a ella... Me parece lo más normal del mundo la verdad.

    Y si al final nos quitan este disfrute, espero que las cuelguen en las webs de las cadenas, aunque haya que soportar un anuncio cada 10 minutos, pero lo que se debería mantener es la libertad de acceder a los contenidos dónde y cuándo quieras.

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  8. A mi lo que me parece indignante es que queramos acceder a contenidos gratuitamente cuando lleva una labor inmensa detrás de cada obra y cada persona que trabaja en esa obra lo hace ha cambio de una compensación económica.

    Para mí es cómo pedirle al resto de trabajadores de cualquier otro campo que trabaje gratis. Y no me sirven que los productores o las grandes empresas industriales obtengan un gran beneficio ya que lo reciben porque nosotros como consumidores aceptamos esos precios. Por otro lado no estoy en contra de quien quiera compartir sus contenidos lo haga gratuitamente.

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